domingo, 28 de febrero de 2021

Actividad 02 Religión, grado noveno. 1P

 La conciencia II

 


Texto 03: La conciencia como una de las grandes diferencias entre la persona y los animales.

La conciencia es el sello definitivo de lo humano, donde el ser humano se identifica a sí mismo como humano y humanizado. Es la interioridad lo que nos hace humanos. Pues bien, la conciencia es lo más íntimo, el último reducto de lo personal. En la conciencia sentimos la maravilla de ser humanos, de poder decidir cómo queremos ser y, después, de escoger el camino que nos llevará a ello.

También experimentamos la capacidad y decisión de decir no a lo que estropea nuestra vida, nos aleja de nosotros mismos y de nuestra felicidad. En la conciencia sentimos la invitación silenciosa y urgente a crecer, acercarnos más y más a la meta, a nuestra felicidad. Ese es nuestro orgullo. Podemos medir nuestra humanidad por nuestra conciencia. Eso sí que nos pone más allá y muy por encima del animal, que se guía sólo por instinto o, en todo caso, por el amaestramiento.

QUINTIN CALVO, La vida cristiana. La moral. SM

Texto 04

A partir de este núcleo central y profundo de la persona se articulan todos los demás aspectos de nuestra existencia.  Nuestros afectos, nuestra razón, nuestros deseos y expectativas todo que da interpretado y orientado por nuestra conciencia. Es ella la que los valora, los juzga y, en consecuencia, dirige nuestras acciones siempre en busca de ese “yo ideal” que se ha forjado.

De aquí la importancia de avanzar en el camino hacia una conciencia autónoma y, por tanto, responsable. Se trata de asumir la tarea de la propia construcción personal de una forma consciente, apropiándose los valores auténticamente humanizadores. De lo contrario, el ambiente social o las circunstancias de la vida van configurando nuestro ser persona casi sin que nos percatemos de ello.

Sólo así podemos hablar de responsabilidad, es decir, de la capacidad que tenemos las personas de responder de nuestros actos. Los actos particulares de la vida personal adquieren sentido cuando los enmarcamos en el proyecto de vida de nuestra escala de valores, cuando los podemos explicar como manifestación y plasmación de esos valores. De lo contrario, sentimos que “nos han pillado en la falta” porque el acto particular no encaja con la opción de nuestros valores y por tanto “no sabemos cómo explicarlo”. Persona responsable es aquella que puede aclarar el porqué de un determinado acto de su vida y asume las consecuencias de ese mismo acto como manifestación de su propia persona.

jueves, 18 de febrero de 2021

Actividad 02 Religión, grado octavo. 1P

 LA FAMILIA, EL PUNTO DE PARTIDA.

 

La presencia de la familia en la sociedad es tan fuerte que quizás no nos hayamos fijado suficientemente en la importancia que tiene.

MÁS ALLA DE LOS GENES

La primera realidad que nos entregan nuestros padres es nuestra constitución fisiológica. Nuestro cuerpo surge del encuentro de dos dotaciones genéticas que desarrollan un nuevo y único ser. Nuestro cuerpo procede directamente del cuerpo de nuestros padres.

Sin embargo, el aporte de los padres a la vida de los hijos va mucho más allá. Los genes determinan nuestra apariencia, el desarrollo de nuestro físico, pero cada persona es mucho más que el desarrollo de su propio cuerpo. El cuerpo constituye la base sobre la que más tarde actuarán los otros elementos educativos, que son mucho más relevantes; por ejemplo, la dotación genética está muy relacionada con el temperamento. La educación actúa sobre la persona y configura todas las demás dimensiones.

LA EDUCACION FAMILIAR

El ambiente familiar es el lugar donde el niño se descubre a sí mismo y desde donde descubre el mundo. Los padres son el primer punto de contacto con todo su entorno. En ese contexto, el niño adquiere los hábitos y valores que constituirán su propia personalidad y la forma de ver la vida.

No existe la educación familiar perfecta, porque todo en la vida de las personas tiene sus luces y sus sombras. Por eso es muy importante en algunos momentos, especialmente cuando queremos construir nuestra propia identidad, tomar conciencia de lo que ha sido nuestra historia y nuestra educación familiar, para agradecer todo lo que hemos recibido y afrontar los retos de nuestra propia personalidad. El grupo familiar es el más importante de todos a los que pertenecemos.

La pertenencia a la familia evoluciona a lo largo de la vida, pero siempre constituye uno de los lazos fundamentales de las personas. Cuando se es niño, la dependencia es total; al crecer y ganar en autonomía, esa dependencia directa disminuye, aunque se mantienen vínculos afectivos muy importantes. Los momentos más difíciles en la integración familiar de los hijos se suelen dar durante la pubertad y la adolescencia, cuando se quieren definir sus propias opciones personales.

Tomado del libro de grado octavo: "Ver a Jesús" de la editorial SM

viernes, 12 de febrero de 2021

Actividad 02 Religión, grado décimo. 1P

 Felicidad y sentido de la vida.

 

El discurso sobre la felicidad humana está muy relacionado con el discurso sobre el sentido. La felicidad humana consiste en la culminación de un determinado objetivo, como la satisfacción de un deseo, pero no cualquier deseo. Todos los hombres tienen el deseo de ser felices, de tener plenitud en sus vidas. La felicidad no es algo fortuito e inmediato que llega de forma arbitraria, sino que es el fruto de un esfuerzo, es un estadio que resulta difícil alcanzar. Alguien es feliz cuando su ser y su obrar tienen un sentido. La idea de sentido se relaciona con la felicidad del ser humano. Por eso la felicidad no puede estribar sólo en los bienes materiales, en la posesión de las cosas, en la superioridad, en el poder, por más que nuestra sociedad moderna haya basado el desarrollo en su producción gracias a la ciencia y la técnica. El hombre es algo más que un ser que consume. La felicidad humana es algo más complejo que la mera conquista del poder y la posesión.

F. TORRALBA, Pedagogía del sentido.

Panorama de respuestas

¿Para qué vivimos? ¿Qué es la felicidad? ¿Por qué el dolor y la muerte? ¿Cualquier tipo de vida es bueno?

Estas y otras muchas preguntas similares surgen inevitablemente a lo largo de la vida. Son preguntas típicas sobre el sentido de la vida. A veces parece que podemos vivir sin plantearlas y sin responderlas, pero, de vez en cuando, determinados acontecimientos de la vida humana, como la enfermedad, la misma vida y la muerte, nos las evocan de nuevo. Tarde o temprano estas preguntas exigen respuesta para buscar la felicidad personal.

¿Qué quiere decir la palabra “sentido”?

Las dos acepciones de la palabra “sentido” nos pueden ayudar a comprender mejor el problema que nos estamos planteando. “Sentido” es, en primer lugar, significado, y así solemos preguntar qué sentido tiene tal texto o tal palabra. Del mismo modo anhelamos conocer la significación de los acontecimientos de la vida. Continuamente nos preguntamos por el por qué y el para qué de lo que ocurre y de lo que nos ocurre rebelándonos contra el absurdo y el sinsentido. “Sentido” es también, en segundo lugar, dirección, cuando nos preguntamos, por ejemplo, por el sentido de una marcha. Es la pregunta “hacia dónde”. Y también esta segunda acepción la aplicamos a la vida cuando deseamos saber cuál será nuestro final, hacia dónde nos dirigimos, no sólo en esta vida sino en un posible más allá. Sentido es, pues, significado, valor, orientación y finalidad. Podemos ya comprender en qué consiste preguntarse por el sentido de la vida.

Descubrir el sentido de la vida.

Sin embargo, la vida no nos muestra su sentido inmediatamente. La vida está constituida de actos aparentemente aislados, pero la totalidad de la vida y el sentido de esa totalidad se nos escapan. Por eso es la misma vida la que debe ser interpretada. Cada vida personal es un enigma por descubrir. El esfuerzo está en descubrir nuestro propio sentido a partir de una lectura de la vida. Cuando el sentido se descubre, la vida se transforma radicalmente. Todo adquiere valor y significado. La mirada que se dirige al mundo ve una realidad renovada, y es, sobre todo, la propia existencia la que se vive con gozo y plenitud.

Sentido y felicidad. 

La cuestión del sentido de la vida está íntimamente ligada a la felicidad de las personas. Ser feliz consiste en vivir una vida con sentido. A lo largo de toda nuestra vida vamos eligiendo y tomando decisiones siempre en busca de mayores niveles de felicidad. Todo ese cúmulo de decisiones y opciones que, a veces sin percatarnos, vamos tomando, van construyendo lo que somos. Así pues, nuestra felicidad depende de nuestras elecciones y de nuestras opciones. A través de ellas construimos día a día el sentido de nuestra vida.