viernes, 12 de febrero de 2021

Actividad 02 Religión, grado décimo. 1P

 Felicidad y sentido de la vida.

 

El discurso sobre la felicidad humana está muy relacionado con el discurso sobre el sentido. La felicidad humana consiste en la culminación de un determinado objetivo, como la satisfacción de un deseo, pero no cualquier deseo. Todos los hombres tienen el deseo de ser felices, de tener plenitud en sus vidas. La felicidad no es algo fortuito e inmediato que llega de forma arbitraria, sino que es el fruto de un esfuerzo, es un estadio que resulta difícil alcanzar. Alguien es feliz cuando su ser y su obrar tienen un sentido. La idea de sentido se relaciona con la felicidad del ser humano. Por eso la felicidad no puede estribar sólo en los bienes materiales, en la posesión de las cosas, en la superioridad, en el poder, por más que nuestra sociedad moderna haya basado el desarrollo en su producción gracias a la ciencia y la técnica. El hombre es algo más que un ser que consume. La felicidad humana es algo más complejo que la mera conquista del poder y la posesión.

F. TORRALBA, Pedagogía del sentido.

Panorama de respuestas

¿Para qué vivimos? ¿Qué es la felicidad? ¿Por qué el dolor y la muerte? ¿Cualquier tipo de vida es bueno?

Estas y otras muchas preguntas similares surgen inevitablemente a lo largo de la vida. Son preguntas típicas sobre el sentido de la vida. A veces parece que podemos vivir sin plantearlas y sin responderlas, pero, de vez en cuando, determinados acontecimientos de la vida humana, como la enfermedad, la misma vida y la muerte, nos las evocan de nuevo. Tarde o temprano estas preguntas exigen respuesta para buscar la felicidad personal.

¿Qué quiere decir la palabra “sentido”?

Las dos acepciones de la palabra “sentido” nos pueden ayudar a comprender mejor el problema que nos estamos planteando. “Sentido” es, en primer lugar, significado, y así solemos preguntar qué sentido tiene tal texto o tal palabra. Del mismo modo anhelamos conocer la significación de los acontecimientos de la vida. Continuamente nos preguntamos por el por qué y el para qué de lo que ocurre y de lo que nos ocurre rebelándonos contra el absurdo y el sinsentido. “Sentido” es también, en segundo lugar, dirección, cuando nos preguntamos, por ejemplo, por el sentido de una marcha. Es la pregunta “hacia dónde”. Y también esta segunda acepción la aplicamos a la vida cuando deseamos saber cuál será nuestro final, hacia dónde nos dirigimos, no sólo en esta vida sino en un posible más allá. Sentido es, pues, significado, valor, orientación y finalidad. Podemos ya comprender en qué consiste preguntarse por el sentido de la vida.

Descubrir el sentido de la vida.

Sin embargo, la vida no nos muestra su sentido inmediatamente. La vida está constituida de actos aparentemente aislados, pero la totalidad de la vida y el sentido de esa totalidad se nos escapan. Por eso es la misma vida la que debe ser interpretada. Cada vida personal es un enigma por descubrir. El esfuerzo está en descubrir nuestro propio sentido a partir de una lectura de la vida. Cuando el sentido se descubre, la vida se transforma radicalmente. Todo adquiere valor y significado. La mirada que se dirige al mundo ve una realidad renovada, y es, sobre todo, la propia existencia la que se vive con gozo y plenitud.

Sentido y felicidad. 

La cuestión del sentido de la vida está íntimamente ligada a la felicidad de las personas. Ser feliz consiste en vivir una vida con sentido. A lo largo de toda nuestra vida vamos eligiendo y tomando decisiones siempre en busca de mayores niveles de felicidad. Todo ese cúmulo de decisiones y opciones que, a veces sin percatarnos, vamos tomando, van construyendo lo que somos. Así pues, nuestra felicidad depende de nuestras elecciones y de nuestras opciones. A través de ellas construimos día a día el sentido de nuestra vida.

 

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