viernes, 10 de septiembre de 2021

Actividad 01 Religión, grado sexto. 4P

 La Iglesia tiene su origen en Jesús.

Jesús se rodeó, desde el principio de su predicación, de un grupo cercano de personas: los discípulos. Algunos fueron llamados por Jesús; otros se unieron a él atraídos por su persona. Entre ellos había también mujeres. En un momento determinado, Jesús escoge a doce de entre el numeroso grupo de discípulos que le seguían. Les llama apóstoles que significa “enviados”. 

Jesús encarga a estos apóstoles una misión importante: hacer discípulos por todo el mundo, anunciar y extender el reino de Dios. 

Para esta misión Jesús les promete el Espíritu Santo, que será enviado por el Padre cuando él ya no esté físicamente entre ellos. Con su ayuda los discípulos serán capaces de cumplir la misión que se les ha encomendado.

En Pentecostés se manifiesta la Iglesia.

Tras la muerte de Jesús los discípulos permanecen unidos en torno a los apóstoles y a María, la madre de Jesús. Durante este tiempo, Jesús se les aparece varias veces, manifestándoles que está vivo y animándoles a cumplir su misión. 

El libro de los Hechos narra cómo en la fiesta de Pentecostés se cumple la promesa: el Espíritu Santo se derrama en los corazones de los discípulos y estos reciben la fuerza necesaria para ser testigos de Jesús. En Pentecostés nace la comunidad de los discípulos de Jesús, se manifiesta la Iglesia. 

La vida de la primera Iglesia.

La vida de la comunidad primitiva que se presenta en los Hechos de los Apóstoles parece ser un ideal que no siempre se alcanzó plenamente. Pero podemos hacernos una idea de lo que pretendían los primeros cristianos y de cuál era el espíritu y la ilusión que los animaba. 

Tal y como se describe en el libro de los Hechos, podemos agrupar la vida de la primera comunidad en tres apartados:

a) En el interior de la comunidad: la comunión. Fruto de la fe en Jesús todos se sienten hermanos, comparten los bienes y viven unidos. 

b) En su relación con Dios: la oración, los ritos y las celebraciones. Oraban en las casas y en el templo. Entre las celebraciones se destaca la “fracción del pan” (la Eucaristía) que tenía lugar en las casas. 

c) En su actividad hacia fuera: la misión. Eran conscientes de que el evangelio había que proclamarlo y se dedicaban a la predicación.

La Iglesia, nueva presencia de Jesús.

Tras su muerte y resurrección, Jesús ya no está físicamente con sus discípulos; sin embargo, a partir del acontecimiento de Pentecostés es la comunidad de los cristianos la que se encarga de hacer presente la vida y el mensaje de Jesús. 

Aquello que Jesús comenzó y que predicó se hace realidad gracias a la fuerza del Espíritu Santo: los cristianos se sienten hermanos, hijos de un mismo Dios Padre; rezan juntos y celebran la Eucaristía (la fracción del pan); se entregan a la misión de predicar el mensaje de Jesús a todos los pueblos.

miércoles, 8 de septiembre de 2021

Actividad 01 Religión, grado décimo. 4P

 El proyecto de vida de Jesús.


Los evangelios nos hablan de la escala de valores que vivió Jesús. A continuación se presentan esos valores en estos relatos: 

Entonces el Espíritu condujo a Jesús al desierto, para que el diablo lo pusiera a prueba. Después de ayunar cuarenta días y cuarenta noches, sintió el hambre. El tentador se acercó entonces y le dijo: – Si eres Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes. Jesús le respondió: – Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Después el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en la parte más alta del templo y le dijo: – Si eres el Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: Dará órdenes a sus ángeles para que te lleven en brazos, de modo que tu pie no tropiece con ninguna piedra. Jesús le dijo: – También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios. De nuevo el diablo lo llevó consigo a una montaña muy alta, le mostró todos los reinos del mundo con su gloria y le dijo: – Todo esto te daré, si te postras y me adoras. Entonces Jesús le dijo: – Retírate, Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor tu Dios y solo a él le darás culto. Adorarás al Señor tu Dios y solo a Él le darás culto . Mt 4, 1-11

El hombre fue a informar a los judíos que era Jesús quien los había sanado. Jesús hacía obras como esta en sábado; por eso lo perseguían los judíos. Pero Jesús les respondió: Mi Padre no cesa nunca de trabajar; por eso yo trabajo también en todo tiempo. Yo no puedo hacer nada por mi cuenta. Juzgo según lo que Dios me dice, y mi juicio es justo, porque no pretendo actuar según mi voluntad, sino que cumplo la voluntad del que me envió. Jn 5, 15-17. 30

Después, mientras Jesús estaba sentado a la mesa en casa de Mateo, muchos recaudadores de impuestos y pecadores vinieron y se sentaron con Él y sus discípulos. Al verlo, los fariseos, preguntaban a sus discípulos: ¿Por qué su maestro come con los recaudadores de impuestos y los pecadores? Los oyó Jesús y les dijo: No necesitan médico los sanos sino los enfermos. Entiendan bien qué significa: misericordia quiero y no sacrificios; porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores. Mt 9, 10-13

Entonces Jesús, sabiendo que el Padre le había entregado todo, y que de Dios había venido y a Dios regresaba, se levantó de la mesa, se quitó el manto, tomó una toalla y se la colocó en la cintura. Después echó agua en una palangana y comenzó a lavar lo pies de los discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba a la cintura. Después de lavarles los pies, se puso de nuevo el manto, volvió a sentarse a la mesa y dijo a sus discípulos: ¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y tienen razón porque efectivamente lo soy. Pues bien, si yo, que soy el Maestro y el Señor, le he lavado los pies, ustedes deben hacer lo mismo unos con otros. Les he dado ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes. Jn 13, 3-5; 12-15

Cuando llegaron a un lugar llamado Getsemaní, dijo Jesús a sus discípulos: Siéntense aquí, mientras yo voy a orar. Tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, Comenzó a sentir miedo y angustia y les dijo: Me muero de tristeza. Quédense aquí y velen. Y avanzando un poco más, se postró en tierra y suplicaba que, si era posible, no se haga como yo quiero, sino como quieres tú. Mc 14, 32-36

 

Actividad 01 Religión, grado octavo. 4P

 Los géneros literarios en el Nuevo Testamento

Además de los cuatro evangelios, el Nuevo Testamento está formado por otros 23 libros. 

Hechos de los Apóstoles 

Se escribió a finales del siglo I. Para Lucas, su autor, es como una segunda parte de su evangelio. Narra el crecimiento de la Iglesia en sus primeros años. Nos muestra cómo la comunidad cristiana continúa la misión que Cristo comenzó. Sus principales protagonistas son los apóstoles Pedro y Pablo. 

Las cartas de Pablo De las 21 cartas con que cuenta el Nuevo Testamento, 13 se atribuyen a san Pablo. Era un judío, fariseo intransigente, nacido en Tarso (en la actual Turquía). Persiguió a los discípulos de Jesús hasta su encuentro con Cristo resucitado en el camino de Damasco hacia el año 35 d. C. A partir de este momento se convirtió en el mejor predicador de la buena noticia de Jesús.

Escribe cartas a las comunidades cristianas del Mediterráneo para animarles en su fe y exhortarles a ser fieles al mensaje del evangelio. Algunas de estas cartas están dirigidas a los corintios, los romanos, los tesalonicenses, los filipenses, los colosenses, los efesios... Estas cartas suministran los primeros datos sobre la vida y las circunstancias de las diversas comunidades cristianas.

Las cartas católicas 

Las otras cartas del Nuevo Testamento son conocidas por el nombre de aquellas personas que la tradición considera sus autores: Juan, Pedro, Santiago..., en lugar de sus destinatarios.

El Apocalipsis 

Es el último libro del Nuevo Testamento. Apocalipsis es una palabra griega que significa "quitar el velo", descorrer el velo que oculta algo. Su autor intenta mostrar lo que nos espera al final de los tiempos: la intervención de Dios para salvar a la humanidad. 

Es un libro lleno de símbolos. Está dirigido a los cristianos de Roma que padecen persecución en tiempos del emperador Domiciano (años 81-96). Su mensaje está lleno de optimismo.


lunes, 6 de septiembre de 2021

Actividad 01 Religión, grado séptimo. 4P

 La relación de Jesús con los niños y el trato a los padres.

Las sociedades patriarcales giraban en torno a la autoridad de los adultos. Los varones más pequeños se incorporaban gradualmente al mundo de las responsabilidades, el trabajo, la toma de decisiones. Desde este punto de vista, el espacio propio de los niños estaba junto a las mujeres, en la ayuda de las labores de la casa. No podían molestar a los hombres y su palabra contaba muy poco. En muchas ocasiones eran incorporados a las labores de la casa en los servicios más humildes: limpiar las salas, guardar el ganado, recoger leña, atender a los huéspedes, etc. En los Evangelios, aparecen jugando en la calle en sus ratos de ocio. 

En cierta ocasión llevaron a unos niños para que Jesús les impusiera las manos. Los discípulos creyeron que molestaban al Maestro. En cambio, Jesús, dándose cuenta de la actitud de sus discípulos, los ubicó en el centro de todos y los puso como ejemplo para entrar en el Reino de los cielos. Al igual que con algunas mujeres excluidas, en la prioridad de Jesús, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos.

La atención debida a los padres.

La sociedad judía era muy respetuosa con los mayores. La voz de los ancianos era muy importante; los padres eran respetados hasta su ancianidad. Lo que ellos habían aportado a sus hijos en la juventud, ahora eran devuelto cuando ya se volvían necesitados de atención por los años. Los hijos ya adultos cuidaban y sostenían a los ancianos padres. 

Pero no siempre se vivía así: incluso se usaba un pretexto religioso para no atender a los padres necesitados. El dinero dado al templo para el culto a Dios se quitaba de lo destinado a ellos . Jesús no cayó en el engaño; es una falsa religión que pone el culto por delante de las personas, incluida la familia.

La familia, desde el punto de vista de Jesús.

Jesús tuvo una experiencia familiar muy profunda. Su relación con José y María supuso una referencia para entender lo que una familia debe ser. Pero la familia de Jesús también es otra: su experiencia personal y única de Dios le permite reconocer en Él un padre bueno, un auténtico Papá. Y nosotros, todos hijos de un mismo Padre, somos hermanos y debemos comportarnos como tal.

Esta experiencia original y profunda le permite ir más allá de algunas normas y costumbres del pueblo judío. Así:

  • Va contra la poligamia porque considera que el amor entre un hombre y una mujer es único.
  • Reconoce que el compromiso matrimonial es para siempre, a pesar de que la práctica del divorcio estaba permitida.
  • Trata a las mujeres, a los niños y a los padres ancianos con el debido respeto y les otorga el sitio merecido en la familia y en la sociedad, mirándolos con unos ojos distintos de los de sus contemporáneos.
  • Pone en el centro de la familia el amor incondicional a todos.
Tomado del Libro de religión de séptimo: Ver a Jesús. Editorial SM.

Actividad 01, Religión. Grado noveno. 4P

 Los valores que Jesús propone a sus discípulos inspira la vida moral de los primeros cristianos.



Cuando los fariseos preguntaron a Jesús cuál era el mandamiento más importante, Jesús no dudó en responder: Amar a Dios y amar al prójimo. Jesús no hizo más que explicar lo que él mismo vivía: un inmenso amor a Dios que se manifestaba en amor a todos los hombres y mujeres que le rodeaban. En su vida, estos dos amores estaban completamente unidos.

El retrato de la persona que vive esos dos mandamientos está en las bienaventuranzas. Las bienaventuranzas son el reflejo de lo que vivió Jesús: fue pobre, misericordioso, humilde, justo, hizo la voluntad de Dios, trabajó por la paz y fue perseguido. Las bienaventuranzas son el modelo de felicidad profunda que Jesús ofrece a todos los que le siguen.

Lo específico de la moral cristiana es la referencia clara y definitiva a Jesús de Nazaret. El cristiano es aquella persona que reconoce a Jesús como Cristo (mesías) el Hijo de Dios y, en consecuencia, vive su vida moral a la luz de la figura de Jesús. El cristiano puede participar de la vida y del espíritu de Jesús, y esto es lo que anima a su comportamiento moral. El comportamiento cristiano siempre será consecuencia de esa primera opción fundamental por Jesús como Cristo y Señor, revelador del Padre

Las bienaventuranzas son el mejor referente de la moral cristiana 

-Ser pobre de espíritu: humildes y sencillos. 

-Sufrir y llorar con los que sufren, saberlos ayudar. 

-Nunca burlarse de las desgracias ajenas, ni desear mal a nadie. 

-Trabajar por la justicia, lo cual implica denunciar la injusticia y corregir a los injustos. 

-Ser misericordiosos; es decir, saber perdonar a los demás y evitar las críticas destructivas. 

-Ser limpios de corazón y evitar causar sufrimiento a los demás. 

-Ser pacíficos, evitar la violencia, la agresividad y trabajar siempre por la paz y la reconciliación.

jueves, 2 de septiembre de 2021

Actividad 06 Religión, grado sexto. 3P

 La samaritana y la adúltera




Cuando Jesús habla con la mujer en el pozo de Jacob rompe una antigua tradición de rivalidad entre judíos y samaritanos. No le importan lo que las tradiciones digan si nos impiden anunciar la verdad del Evangelio a todas las personas. El Maestro se siente libre ante las costumbres porque lo más importante es llevar el conocimiento de Dios a todas las personas.

Esta mujer tiene un pasado difícil. Ha tenido distintos maridos; el texto no aclara si era viuda o había sido repudiada. Ahora vive con un hombre sin estar casada. Estos datos indican el poco valor que tenía en su comunidad. Jesús le deja claro que conoce su situación y no le importa: la ayuda a enfrentarse a su verdad. Él ve en la mujer una persona sedienta: por eso le ofrece el agua viva, que es el Evangelio. Y la mujer, poco a poco, descubre en Él la figura del Mesías. Más tarde acudirá a su gente para hablarles de Jesús. Y ellos creerán por su testimonio.

No juzguen y no serán juzgados.

Aún más clara es la situación de la mujer sorprendida en adulterio. La ley la condenaba a morir apedreada. Los judíos la traen ante Jesús con el fin de tener un motivo para condenarlo también a Él. Saben que en otras ocasiones ha curado en sábado, trasgrediendo la ley de Moisés. La ocasión es complicada: Jesús se juega su vida, como la mujer.

En la escena no aparece el hombre que fue sorprendido con ella. Es evidente que las mujeres reciben un trato injusto cargando con toda la culpa de la falta cometida. Jesús no es así. Por eso se pone de parte de quien recibe el peor daño.

En ningún momento Jesús duda de que la mujer haya cometido ese pecado. Pero también ahora va más allá. No corresponde a los hombres juzgar a los demás por sus actos. El motivo es muy sencillo: todos somos pecadores, nadie está libre de pecado. El juicio corresponde solo a Dios. Ni siquiera Él, que era bueno, se permite juzgarla. Se muestra misericordioso. Sabe que lo que la mujer hizo está mal y la invita a convertirse y cambiar de vida. Con gestos como este, Jesús hace presente entre nosotros a su Padre del cielo, que hace salir el sol sobre buenos y malos (Mt 5,45) sin distinción.

Más allá de las apariencias

Jesús mira el corazón de las personas. No se guía solo por las apariencias. Esta actitud le ha traído complicaciones con las autoridades religiosas de su tiempo, que eran fieles a una ley que juzgaba a las personas según su comportamiento.

Como con la samaritana y la adúltera, el Maestro consigue superar el maltrato, la exclusión y la condena a muerte. Salvó la vida de las personas y, con ella, su dignidad y su valor. Ahora estas mujeres se convierten en colaboradoras suyas y anuncian la buena noticia de Jesús en sus ambientes.