martes, 20 de abril de 2021

Actividad 03 Religión, grado séptimo. 2P

 Responsable de mi hermano.

Un relato complejo

El texto del libro del Génesis que acabamos de leer se sitúa después de la narración del pecado original de Adán y Eva. De hecho, comienza describiendo la concepción y el nacimiento de sus dos primeros hijos: Caín y Abel. Y lo primero que ocurre es que el mayor mata al pequeño. ¡Es el primer acontecimiento entre hermanos!

Es difícil entender el motivo por el que la ofrenda de Caín no agrada a Dios. Tenemos que saber que detrás de las figuras de los dos hermanos hay mucho más. El mayor era agricultor, el segundo, pastor. Simbolizan dos pueblos que conviven en Palestina. Los cananeos, como Caín, eran agricultores de las orillas del río Jordán. Eran paganos: adoraban a otros dioses. Abel simboliza el origen nómada del pueblo de Israel y adora al Dios verdadero

El primer conflicto entre hermanos.

Esta historia de Caín y Abel nos pone en evidencia los conflictos, incluso armados, existentes entre los pueblos vecinos. Sin embargo, se ha querido mostrar que, a pesar de todo, son realmente hermanos.

Toda la historia del Génesis quiere contarnos que todos pueblos conocidos son, en definitiva, miembros de una misma familia y que si no se tratan como tales, no es consecuencia del plan de Dios, sino por el pecado y la ambición humana.

Si somos hermanos, hemos nacido de una misma sangre. La unión y la solidaridad deben ser las características que inspiren nuestras relaciones. La ayuda que nos prestamos permite asegurar el bienestar y la felicidad de toda la familia.

¿Soy acaso el guardián de mi hermano?

La respuesta del pueblo de Israel a este interrogante era afirmativa. Se conocían tres situaciones en las que el hermano mayor directo tenía que intervenir para rescatar a su hermano:

Si sus deudas eran tales que podía perder sus posesiones o caer como esclavo de los acreedores, el hermano tenía la responsabilidad de pagarlas.

Si un hombre fallece sin descendencia, el hermano mayor se casaba con la viuda y le daba hijos, que llevarían el nombre del difunto.

Cuando se comete un asesinato, el hermano mayor era el responsable de hacer justicia y salía a buscar al asesino para ven gar su muerte.

Estas prácticas se entienden porque no había un sistema organizado de tribunales como en la actualidad, ni policía, ni ejército. La justicia era mucho más directa, pero también más imperfecta. Por eso, con el paso del tiempo, la sociedad tuvo que organizarse mejor y asumir las tareas.

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