La relación de Jesús con los niños y el tato a los padres.
Las sociedades patriarcales giraban en torno a la autoridad de los adultos. Los varones más pequeños se incorporaban gradualmente al mundo de las responsabilidades, el trabajo, la toma de decisiones. Desde este punto de vista, el espacio propio de los niños estaba junto a las mujeres, en la ayuda de las labores de la casa. No podían molestar a los hombres y su palabra contaba muy poco. En muchas ocasiones eran incorporados a las labores de la casa en los servicios más humildes: limpiar las salas, guardar el ganado, recoger leña, atender a los huéspedes, etc. En los Evangelios, aparecen jugando en la calle en sus ratos de ocio.
En cierta ocasión llevaron a unos niños para que Jesús les impusiera las manos. Los discípulos creyeron que molestaban al Maestro. En cambio, Jesús, dándose cuenta de la actitud de sus discípulos, los ubicó en el centro de todos y los puso como ejemplo para entrar en el Reino de los cielos. Al igual que con algunas mujeres excluidas, en la prioridad de Jesús, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos.
La atención debida a los padres.
La sociedad judía era muy respetuosa con los mayores. La voz de los ancianos era muy importante; los padres eran respetados hasta su ancianidad. Lo que ellos habían aportado a sus hijos en la juventud, ahora eran devuelto cuando ya se volvían necesitados de atención por los años. Los hijos ya adultos cuidaban y sostenían a los ancianos padres.
Pero no siempre se vivía así: incluso se usaba un pretexto religioso para no atender a los padres necesitados. El dinero dado al templo para el culto a Dios se quitaba de lo destinado a ellos . Jesús no cayó en el engaño; es una falsa religión que pone el culto por delante de las personas, incluida la familia.
La familia, desde el punto de vista de Jesús.
Jesús tuvo una experiencia familiar muy profunda. Su relación con José y María supuso una referencia para entender lo que una familia debe ser. Pero la familia de Jesús también es otra: su experiencia personal y única de Dios le permite reconocer en Él un padre bueno, un auténtico Papá. Y nosotros, todos hijos de un mismo Padre, somos hermanos y debemos comportarnos como tal.
Esta experiencia original y profunda le permite ir más allá de algunas normas y costumbres del pueblo judío. Así:
- Va contra la poligamia porque considera que el amor entre un hombre y una mujer es único.
- Reconoce que el compromiso matrimonial es para siempre, a pesar de que la práctica del divorcio estaba permitida.
- Trata a las mujeres, a los niños y a los padres ancianos con el debido respeto y les otorga el sitio merecido en la familia y en la sociedad, mirándolos con unos ojos distintos de los de sus contemporáneos.
- Pone en el centro de la familia el amor incondicional a todos.
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