Tema del periodo: La familia, imagen de Dios que es Amor
y Vida.
Tema 01: Hombre y Mujer los creó.
¿Qué vamos a aprender?
1.
Conocer el plan de Dios sobre la
pareja en el Antiguo Testamento.
2.
Explicar el querer de Dios para la
pareja en el Antiguos Testamento.
3.
Valorar la creación y el plan de Dios
sobre la pareja.
4.
Valorar a la familia y asumir una
postura comprometida dentro de ella.
Texto 01:
DIOS CREO AL HOMBRE Y A LA MUJER[1]
En los orígenes:
Desde el principio de la
historia de Israel, la familia fue la institución más importante. En la época
de los patriarcas, no se podía vivir fuera del amparo de la familia.
Por ejemplo, el padre era el
encargado de proveer lo necesario a la familia y de dar instrucción de la ley a
sus hijos (Dt 6, 6-7). En el caso de la madre, ella era la más cercana a la
infancia de sus hijos, era la parte tierna (Is 49, 15; 66, 13). En cuanto a los
hijos, ellos debían respetar y obedecer a sus padres, escuchar sus enseñanzas,
etc. (Ex 20, 12).
Con el paso del tiempo la
sociedad vio el nacimiento de las primeras ciudades y la organización interna
se hizo más compleja. La familia tuvo que adaptarse a los cambios.
Las personas somos imagen y semejanza de Dios:
El hombre y la mujer son
creados a imagen y semejanza de Dios (Gn 1, 27). No somos dioses, pero llevamos
dentro su huella. Tenemos la capacidad para amar, igual que Él, y según nuestra
medida. También Dios nos ha creado capaces de transmitir la vida (Gn 1, 28),
sentir compasión, crear belleza, ser solidarios y expresar ternura como Él.
Todos somos su imagen, tenemos
esas facultades desde nuestro nacimiento, en nuestra naturaleza. En eso reside
nuestra dignidad. Pero también podemos ser su semejanza, es decir, desarrollar
nuestra naturaleza, vivir según esos dones que nos ha dado y así reflejar en
nuestras vidas nuestro origen divino.
Hombre y mujer los creó:
Los seres humanos somos seres
sexuados: hombre y mujer. Una diferencia que es signo de complementariedad.
Somos dos maneras esenciales de ser humanos. Con un mismo origen, con las
mismas responsabilidades y derechos, reflejando ambos la misma dignidad de Dios
(Gn 1, 28). Ninguno es superior al otro.
En el principio ya éramos una pareja:
Los cristianos antiguos
comentaban que la verdadera huella de Dios se muestra en la creación de una
pareja, no de un hombre solo o de una mujer sola. Si Dios es amor, en el amor
de un hombre y de una mujer está su imagen. El hombre está solo sin la mujer,
por eso se alegra tanto cuando Dios se la ofrece como su compañera y
dice: “ahora sí”. Ahora ya puede alcanzar la felicidad (Gn 2, 23).
“Por esta
razón deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y los dos se
hacen una sola carne” (Gn 2, 24). Con
estas palabras, la Biblia nos recuerda algo muy básico de la experiencia
humana: dejamos nuestro hogar, la casa de nuestros padres, cuando ya estamos
listos para afrontar nuestra propia vida. Es entonces cuando nos unimos a
nuestra pareja para ser una sola cosa.
Los fines del matrimonio en la creación.
Ya desde el origen queda claro
el sentido de la unión entre los esposos y por tanto de la sexualidad:
·
La comunión de amor entre el
hombre y la mujer: “esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne” (Gn 2, 23).
·
La expresión de ese amor en la
fecundidad, en la transmisión de la vida en los hijos: “Crezcan y
multiplíquense” (Gn 1, 28).
- Escriba en su cuaderno el contenido de los textos bíblicos que aparecen en la explicación anterior.
- Escriba como comentario a esta publicación el texto que más le llamó la atención y explique por qué es importante su contenido.
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