El pueblo de Israel había vivido una historia llena de opresiones y esclavitudes: Egipto, Niníve y Babilonia y la invasión de los pueblos persa, heleno y romano.
Esperaban a un personaje que los liberara de la esclavitud y les trajera la libertad.
Mesías: significa en griego: cristo y, en hebreo, ungido. Ungido con aceite para señalar que son personas con una misión especial.
b) Las profecías sobre el Salvador
Los profetas, a lo largo del Antiguo Testamento, se encargaron de mantener viva esta idea. A este liberador se le llamada de distintas maneras:
Hijo de David, porque debía pertenecer al linaje del rey más importante de Israel.
Enmanuel que significa Dios con nosotros.
Príncipe de la paz puesto que traerá la paz al mundo.
Siervo de Yahvé porque cargará con los pecados de todos y traerá la salvación para todos.
c) Y aparece Jesús, un Mesías distinto al esperado
Nace en Belén.
Bautizado por Juan bautista, su primo.
Peregrinó por tierras de galilea, Samaría y Judea, En Jerusalén fue apresado y ejecutado en una cruz.
No se presenta como un Mesías triunfante ni como un caudillo militar.
Estos relatos narran las
apariciones de Jesús a los discípulos y a algunas mujeres.
Se pueden dividir en tres
tipos de relatos: los que hablan sobre el sepulcro vacío; los referidos a la
aparición a los Once; y las apariciones a algunos discípulos.
El sepulcro vacío
Estos relatos nacieron,
posiblemente, para ser meditados por los cristianos en las peregrinaciones al
santo sepulcro. El sepulcro vacío no supuso el punto de partida de la fe en la
resurrección de Jesús, porque el hecho en sí permitía muchas interpretaciones.
De hecho, corría el rumor entre los judíos de que los discípulos habrían robado
el cuerpo de Jesús.
El sepulcro vacío fue
simplemente un signo que preparó a los discípulos para recibir el mensaje de la
resurrección.
Los encuentros con Jesús resucitado
Los encuentros de Jesús con
sus discípulos provocaron en ellos la fe en la resurrección de Jesús. Esto les
dio alegría, paz y deseos de anunciar a los demás lo que habían visto.
Cuando se afirma que Jesús
resucitó no es porque permanecía presente en la memoria de los discípulos, o
porque su mensaje seguía vivo entre ellos. Esto se podría decir de muchos
personajes de la historia. Decir que Jesús ha resucitado es afirmar que él vive
para siempre actuando y haciéndose presente en el mundo.
¿Cómo se puede creer hoy que Jesús está vivo?
Si las apariciones del
resucitado ya no se vuelven a producir, ¿cómo se puede creer hoy que Jesús
resucitó?
- Primero, confiando en el
testimonio de aquellos que fueron testigos de sus apariciones. Muchos de ellos
entregaron su vida por esta causa.
- Segundo, teniendo una
relación personal con Jesús vivo. Hay muchos caminos para encontrarle hoy: la
comunidad de los cristianos (la Iglesia); los sacramentos, especialmente la
eucaristía; la palabra de Dios (lectura
de la Biblia); la lucha contra la pobreza
(Jesús se identificó con los
excluidos).
Quien recorre estos caminos
descubre que Jesús vive.
Actividad 02:
Resuelve el siguiente crucigrama sobre la
resurrección de Jesús.
Jesús fue una figura controvertida en su tiempo. Fue criticado no solo por
las autoridades religiosas y los grupos de poder, sino también entre los que lo
conocían más de cerca.
Los creyentes, la nueva
familia de Jesús:
Alrededor de los treinta años, Jesús abandona su
casa en Nazaret y se dedica a la misión de anunciar su Evangelio, la Buena
Noticia, eso era más fuerte aún que sus lazos familiares.
Sin ser maestro de la ley, ni escriba, empieza a
predicar con autoridad y a hacer milagros. Su vida y su mensaje fueron
para el pueblo sencillo una bendición de Dios, pero para los fariseos, los
saduceos y las autoridades religiosas, se convirtió en un escándalo y una
provocación recibiendo el rechazo, viendo en su predicación una amenaza a su
prestigio y estabilidad. Además de familiares y gente común se exclamó
que estaba loco.
Sin embargo, crecía el número de seguidores y
discípulos. Tiene ahora una nueva familia. No unida por vínculos de sangre o de
vecindario, sino por la fe y el deseo de que el Reino de Dios se haga presente
en sus vidas.
Es un grupo muy particular: pescadores,
publicanos, mujeres… Entre ellos se vivía una relación de hermanos, porque
tenían a Dios por Padre. Cuando nazca la Iglesia, el Nuevo pueblo de Dios, se
conservará ese deseo de fraternidad.
La persona que tiene una actitud religiosa reconoce en Dios su salvación, por tanto, desea vivir en comunión con él. Ahora bien, ¿cómo se expresa esa actitud religiosa?, ¿de qué medios se vale para mantener contacto vital con Dios?
Mitos y relatos El mito religioso es un relato situado en el pasado remoto que tiene como finalidad explicar el porqué y el para qué de todo lo que existe. En los mitos, Dios suele aparecer como el personaje más importante. Además de los mitos, en muchas religiones existen diferentes relatos en los que se contiene la vida y las enseñanzas más importantes del fundador. Desde el punto de vista literario, los mitos y relatos pertenecen al género épico.
Ritos y fiestas Los ritos son acciones de carácter simbólico (que representan y expresan algo) que se repiten siempre según un esquema fijo y que ponen en contacto a la persona con la divinidad. La función de los ritos es hacer presente la acción divina para que los que participan estén unidos a Dios. Desde el punto de vista literario, los ritos pertenecen al género dramático: son como unas representaciones teatrales con personajes y escenarios.
Oración La oración es la palabra por la que la persona religiosa eleva su mente, su corazón y todo su ser hacia el ser supremo en una alabanza, una súplica, e incluso, a veces, en una queja. Constituye probablemente la expresión religiosa más típica y auténtica. La oración brota de un sentimiento profundo de amor y de dependencia. Si el mito es épica y el rito dramática, la oración es lírica. Un bello ejemplo de oración está presente en los Salmos, tal como se muestra a continuación.
Tomado del libro de religión de décimo ver a Jesús de SM.
Después
de haber sido sometido a duras torturas (azotes, palizas, burlas, etc.), Jesús
fue conducido fuera de las murallas de Jerusalén a un pequeño monte, el Gólgota
(que significa La Calavera), para ser crucificado allí.
Jesús fue condenado
a morir en la cruz,
un suplicio que
los romanos aplicaban a
asesinos, esclavos, traidores y rebeldes. Un crucificado,
si conseguía apoyarse,
podía tardar días
en morir. Por
eso les rompían
las piernas, para que
muriera asfixiado por el
peso del propio
cuerpo. Jesús murió
sin que le quebraran
las piernas, aunque antes un soldado
le atravesó el costado con una lanza.
Era
habitual poner un letrero en la cruz indicando el motivo de la ejecución. En el
de Jesús ponía: "Jesús Nazareno, rey de los judíos" (cuyas iniciales
en latín son INRI).
Jesús murió
crucificado junto a dos criminales.
Al pie de
la cruz estaban
su madre, algunas mujeres y Juan, el discípulo amado.
Sentido de la muerte de Jesús.
La muerte
de Jesús es
el gesto último
y definitivo en
el que muestra
su amor por
las personas: "Nadie tiene amor más grande que quien da la vida por
sus amigos". Por eso, la cruz, a pesar de ser un instrumento de tortura y
de muerte, ha pasado a ser para los cristianos la señal del amor de Dios y de
Jesús por las personas.
Los
cristianos leen los relatos sobre la muerte de Jesús, no tanto como documentos
que cuentan lo que pasó, sino como escritos que alimentan su fe porque reflejan
lo que creen sobre Jesús: que es el salvador de la humanidad. Decir que Jesús
"murió por nosotros" significa que:
•La
pasión y muerte de Jesús ha sido y es "por nuestra causa", es decir
"por nosotros, por todos los hombres".
•Gracias a
la muerte de
Jesús, todos los
hombres y mujeres del
mundo están salvados
en Jesucristo del pecado y de la muerte.
•Con
su muerte, Cristo consigue la vida para las personas y las conduce hacia Dios,
su verdadero destino.
La sepultura
Según
los evangelios, algunos amigos de Jesús pidieron permiso al gobernador romano
para recuperar su cuerpo y poder enterrarlo. Entre los judíos, los
enterramientos se llevaban a cabo no en el suelo, sino depositando los
cadáveres en cuevas, cuya entrada quedaba cerrada por grandes piedras para
evitar que entraran animales o saqueadores. Asimismo, los cadáveres solían ser
ungidos con perfumes
y aromas, para
retrasar lo más
posible los efectos
de la descomposición.
A
Jesús lo colocaron en un sepulcro que estaba cerca del lugar de la ejecución y
en el que aún no había sido
enterrado nadie. Era
propiedad de un
judío importante, discípulo
de Jesús, llamado José de
Arimatea. Sin embargo, debido a que se acercaba el sábado, no dio tiempo a
terminar de ungirlo con los perfumes.
Sumo
Sacerdote: responsable máximo del templo y presidente del sanedrín(especie
de parlamento)
Saduceos:
clase alta de la sociedad. En lo religioso eran muy conservadores y en lo
político colaboraban con los romanos.
Grupos sociales
Sacerdotes:
grupo numeroso encargado de atender al templo.
Escribas:
explicaban y actualizaban la ley, en función a los nuevos tiempos.
Fariseos:
hombres piadosos que conocían bien la ley y la cumplían al pie de la
letra. Ejercían una enorme influencia entre el pueblo y rechazaban a quién
no la cumplía.
Zelotas:
movimiento extremista y armado. Eran de las capas más pobres del
pueblo.
Mujeres:
no tenían los mismos derechos civiles ni religiosos que los hombres. Dependía
de su padre hasta que contraía matrimonio, a partir de entonces
pasaba a depender totalmente del marido.
Los marginados:Eran los publicanos que eran un grupo de personas
discriminadas y excluidas de la vida social y religiosa. Eran los cobradores de
impuestos, enfermos, gentiles, pecadores públicos.
La fe del creyente judío
Un
Dios: creían en la existencia de un solo Dios, Yahvé.
Un
pueblo: estaban convencidos de que Israel era el pueblo elegido por Dios
con el que estableció un alianza.
Una
ley: Dios había revelado su voluntad al pueblo mediante una ley.
Las normas
La
ley religiosa: dirigía la vida religiosa, moral y civil. Para ellos la ley
expresaba la voluntad de Dios.
El
sábado: es, junto con la circuncisión, la práctica más sagrada. Día de
descanso estricto para alabar a Dios.
Las fiestas
Pascua:
dura ocho días, se conmemora la liberación del pueblo de Israel de la
esclavitud de Egipto.
Pentecostés:
fiesta de acción de gracias al finalizar la cosecha. Se conmemora la
alianza de Dios con su pueblo.
Tiendas:
recuerda la estancia del pueblo en el desierto.
Los centros religiosos
El
Templo: significa la presencia de Dios en medio de su pueblo. En él se
celebraba a diario el culto a Yahvé.
La
sinagoga: significa reunión de creyentes. En ella se leen y comentan los
textos sagrados.
Información tomada de: Libro de religión de séptimo de la editorial SM.
Como
buen judío, Jesús cumple la Ley de Moisés, en ningún momento pretende abolirla
sino que, en sus propias palabras, pretende llevarla hasta sus últimas
consecuencias. La novedad de Jesús está en resumir toda la Ley y los profetas
en el mandamiento del amor a Dios y al prójimo.
Jesús
recogió los diez mandamientos, pero manifestó la fuerza del Espíritu operante
ya en su letra. Predicó la justicia que sobrepasa la de los escribas y
fariseos, así como la de los paganos.
La
ley desligada del amor al prójimo había degenerado en un legalismo de cientos
de normas que difícilmente se podían cumplir. Ante el legalismo farisaico Jesús
contrapone la ley del amor como criterio máximo desde el cual realizar las
prácticas morales y religiosas.
Jesús,
colocándose una toalla a la cintura, empezó a lavarles los pies a sus
discípulos. De esta forma comienza Juan el episodio del lavatorio de los pies.
Una acción simbólica que condensa toda la enseñanza ética de Jesús: los
cristianos han de ponerse al servicio de los hermanos, lavar los pies de la
humanidad. El servicio, por tanto, es un deber ético y religioso que tiene su
origen en la forma de vida de Jesús, una vida entregada a los demás.
Jesús dedicó su vida a
servir, vivió siempre para los demás y se entregó totalmente al servicio de los
necesitados. Esta actitud es el modelo que todos debemos seguir, pues seremos
personas auténticas sólo en la medida en que sepamos servir y ser útiles al
prójimo. En la medida en que saquemos el egoísmo y dejemos sitio en el corazón
para todo el que necesita de nosotros. Sólo personas con una verdadera actitud
de servicio serán capaces de construir un nuevo mundo de hermanos.
Esa realidad suprema llamada Dios no pertenece al orden de lo natural, es distinto a lo que nos rodea y, sin embargo, se puede experimentar en determinados lugares, a través de determinadas personas o acciones.
Sagrado significa “separado”, y lo que es sagrado ya no puede ser tratado de cualquier forma porque ya no pertenece al mundo natural, sino a Dios. Ha sido separado de las demás cosas por esa “presencia” de lo espiritual. Las cosas sagradas son distintas porque representan “algo”, más allá del mundo que se ve. Aquello que se ha convertido en sagrado está como “habitado” por esa realidad del más allá; es como una puerta hacia esa otra realidad superior que llamamos Dios, Misterio o Ser Superior. Lo sagrado es como una dimensión distinta que se manifiesta en la realidad visible pero que está más allá de ella. Lo sagrado atrae y al mismo tiempo produce cierto temor, pero la persona religiosa se acerca a ello porque de ese contacto espera recibir fuerza, energía, salvación en definitiva.
Para que exista religión no basta con un Dios que se manifieste en lo sagrado. Hace falta una respuesta positiva, real y efectiva de la persona que oriente su vida hacia eso divino, trascendente, espiritual, etc: Es la actitud religiosa.
Lo que convierte a una persona en religiosa no es solamente el “sentimiento” de Dios que pueda aparecer en la vida. Se requiere una actitud de respuesta que reconozca al Misterio como valor central y que busque la propia salvación en Él. Si no se va más allá de la mera curiosidad o de un sentimiento más o menos esporádico, no hay religión. La actitud religiosa busca en la comunión y en la cercanía del Misterio la salvación, y por eso la persona se confía en las manos de esa realidad suprema. Esto conlleva inevitablemente un cambio en la forma de vida. La actitud religiosa se caracteriza en definitiva por una confianza en el ser supremo del cual se espera una mayor felicidad. Como consecuencia de esa confianza, la persona con una actitud religiosa positiva se entrega, y esta entrega se manifiesta en el uso de determinados medios para relacionarse con el ser supremo.
Lo sagrado se manifiesta siempre como una realidad de un orden totalmente diferente al de las realidades “naturales”. El hombre entra en conocimiento de lo sagrado porque se manifiesta, porque se muestra como algo diferente por completo a lo “profano”. Es la manifestación de algo “completamente diferente”, de una realidad que no pertenece a nuestro mundo, en objetos que forman parte integrante de nuestro mundo “natural”, “profano”. Entonces no se trata de la veneración de una piedra o de un árbol “por sí mismos”. La piedra sagrada, el árbol sagrado, no son adorados en cuanto a tales; lo son precisamente por el hecho de ser “hierofanías”, por el hecho de “mostrar” algo que ya no es ni piedra ni árbol, sino “lo sagrado”. Al manifestar lo sagrado, un objeto cualquiera se convierte en “otra cosa” sin dejar de ser “él mismo”, pues continúa participando de su medio circundante.
M. Eliade, Lo sagrado y lo profano.
Información tomada de: Libro de religión de grado 10: Ver a Jesús, SM.
Jesús subió a Jerusalén para
celebrar la fiesta de la Pascua con sus discípulos. Durante la cena, Jesús
realiza unos gestos de gran trascendencia: al tener cercana su muerte, bendice
y reparte entre los discípulos el pan y el vino mientras les dice que ese pan y
ese vino son su cuerpo y su sangre. Él les daba “su cuerpo y su sangre” para
que comiesen y bebiesen.
Con este gesto, Jesús
entregaba su vida (su cuerpo y su sangre) para que fuera alimento y salvación
de todos los seres humanos. Desde entonces los cristianos se reúnen para
compartir el pan de la Eucaristía. En ella se hace presente el Señor muerto y
resucitado.
Oración del huerto y arresto.
Terminada la cena, Jesús y sus
discípulos salieron a las afueras de Jerusalén y se dirigieron a un huerto
llamado Getsemaní, situado en el monte de los Olivos. Allí Jesús se puso a
rezar; mientras tanto, sus discípulos dormían. Fue una oración llena de
sufrimiento porque intuía lo que le esperaba, pero a la vez llena de confianza en
el Padre.
Hasta aquel monte llegó Judas
Iscariote, el discípulo que lo traicionó, conduciendo a los soldados que iban a
arrestarlo.
Los dos juicios.
Jesús fue juzgado dos veces:
ante el sanedrín y ante Poncio Pilato.
El juicio religioso: Jesús fue conducido ante el Consejo de Ancianos, un
tribunal que era la máxima autoridad religiosa del pueblo judío, presidido por
el sacerdote. Allí lo acusaron de haber hablado en contra del templo y de
incumplir repetidamente el precepto del sábado. Pero el delito por el que
pedían su muerte fue que Jesús aceptase públicamente ser el Mesías enviado por
Dios. Afirmar tal cosa era considerado blasfemia y, según la ley judía, la
blasfemia se condenaba con la muerte.
El juicio político: Las autoridades judías llevaron a Jesús ante Poncio Pilato, el
gobernador romano. El Consejo de Ancianos, para hacer efectiva una condena
a muerte, necesitaba el permiso del gobernador.
El juicio ante Pilato fue
distinto del realizado ante el Consejo de Ancianos. Jesús fue acusado de
proclamarse rey de los judíos porque, de esta forma, lo hacía aparecer ante los
romanos como un agitador que ponía en peligro el orden público.
Pilato condenó a Jesús a morir crucificado, que
era la pena des-tinada a los criminales peligrosos y a los miembros de las
clases sociales inferiores.
Palestina es una pequeña
franja de tierra junto al Mediterráneo oriental.
Su superficie ocupa una extensión de 25.000 km2. Su orografía es muy
accidentada. De oeste a este se pueden distinguir cuatro zonas bien
diferenciadas:
-La fértil llanura costera.
-La región montañosa central, con montes como el Hebrón (1027 metros) o el Tabor (562 metros).
-El valle de la depresión del Jordán.
Esta depresión, en la zona del mar Muerto, llega a 392 metros por debajo del
nivel del mar.
-La meseta transjordana.
El clima y el paisaje de Palestina son típicamente mediterráneos. En las llanuras
hay cultivos de cereales y huertas; en las tierras altas, se encuentran vides,
olivos e higueras.
Tres regiones importantes
Palestina estaba dividida, en tiempos
de Jesús, en siete regiones. Las más conocidas son
-Galilea, al norte. Era la región más rica y
fértil de Palestina. Sus habitantes vivían de la agricultura, el comercio y la
pesca en el lago Tiberíades. Entre sus ciudades se encuentran Cafarnaún, Betsaida,
Naín, Caná y Nazaret.
-Samaría,
en el centro. Era también una
región fértil, pero más pobre que Galilea. Sus principales ciudades eran
Samaría, en el interior, y Cesarea, en la costa. Sus habitantes tenían una
tradicional enemistad con los judíos.
-Judea,
al sur. Era la región más
extensa y pobre de Palestina. En ella se encuentra la ciudad de Jerusalén,
de gran importancia religiosa, ya que en ella se encuentra el Templo, centro de
peregrinación para todos los judíos. Otras ciudades importantes de Judea son
Belén, Emaús y Jericó.
Una Historia agitada
En el año 63 a.C., Pompeyo conquista Jerusalén,
y Palestina se convierte en una provincia romana.
Cuando Jesús nace,
gobierna en Roma en el emperador Octavio Augusto. Cuando muere, el emperador
Tiberio.
Palestina era una provincia sin
importancia, en la periferia del imperio. Un gobernador representa en Palestina
al poder central. En tiempo de Jesús,
el gobernador romano era Poncio Pilato.Roma procura respetar las costumbres propias del pueblo judío. Asimismo,
se sirve de reyes locales a quienes convierte en vasallos. En el caso del
rey Herodes el Grande o de sus hijos Arquelao, Herodes Antipas y Filipo.
El evangelio hace referencia a numerosos encuentros de Jesús con muchas personas, la mayoría de
las cuales experimentaron la cercanía del corazón del mismo Jesús.
En el relato de Zaqueo aparecen dos caminos que acaban
encontrándose. El camino de Zaqueo que se sube a un árbol
porque quiere ver a Jesús. El trayecto de Jesús que “levanta
los ojos” y ve a Zaqueo. Dos itinerarios que marcan la experiencia de todo creyente: el deseo de ver al maestro y la espera
contemplativa de que la mirada de Jesús se fije en el árbol al
que nos hemos subido.
En el evangelio de Lucas, un grupo de murmuradores aparece
siempre cerca de Jesús. El evangelista los presenta siempre
intentando manipular la mirada de Jesús: le susurran al oído
que la mujer que baña sus pies con perfume es una pecadora (Lc 7,39), lo mismo que Zaqueo. Jesús no etiqueta a las
personas con los prejuicios de los murmuradores, él ve el
corazón. La pecadora pública que besa sus pies es una mujer
que ama mucho –porque se le ha perdonado mucho–, y el
jefe de los publicanos es también hijo de Abrahán. Jesús se
interesa por el pecador, no por sus pecados.
El encuentro con Jesús sana la vida de aquellos y aquellas que
se cruzan con él. Una sanación integral que reconstruye al ser
humano desde su raíz: suscita su confianza en Dios, lo arranca del aislamiento y la desesperanza, lo libera del pecado, lo
devuelve al seno del pueblo de Dios y le abre a un futuro de
vida más digno y saludable.
Zaqueo no solo inicia un camino de conversión personal:
“daré la mitad de los bienes a los pobres”, (Lc 19,8) sino
que, al nombrarlo como hijo de Abrahán, Jesús lo reintegra
a la comunidad que hasta entonces lo excluía por pecador.
La palabra «religión» proviene del latín «religare», que significa «unir». La búsqueda de unión con la trascendencia ha sido a lo largo de toda la historia de la humanidad, y sigue siendo hoy, una de las propuestas más importantes para dar sentido a la vida.
Elementos que constituyen el elemento religioso.
La manifestación o presencia de un fenómeno provoca en quienes lo sienten una determinada actitud. Esta experiencia nos puede ayudar a entender el punto de partida de la religión.
Un ser supremo llamado Dios
El primer dato de la religión es que existe una realidad suprema, superior e inabarcable por el ser humano, a la que se nombra con el genérico “Dios”.
Designamos con el nombre de Misterio esa realidad anterior y superior al ser humano cuya presencia se percibe en el ámbito de lo sagrado y que invita a una reorganización de la vida de la persona. No se trata, pues, de una verdad, de una idea o de un concepto que se pueda descubrir o aprender, sino de una presencia vivida.
En la experiencia religiosa, su presencia es absolutamente real, indudable, pero al mismo tiempo es indemostrable ya que no es posible recurrir a ninguna prueba de tipo racional que demuestre de un modo absoluto esa presencia. Es absolutamente distinto y superior al hombre, es “lo totalmente Otro” en contraste con lo mundano y natural; es, por tanto, trascendente.
Y, sin embargo, se le siente cercano, íntimo en lo más profundo de la persona. Esa absoluta trascendencia y omnipresencia produce un sentimiento de empequeñecimiento, incluso de cierto temor y amenaza. Pero al mismo tiempo representa un valor incalculable para la persona religiosa. A esta realidad suprema se le ha dado el nombre genérico de Dios aunque recibe multitud de apelativos distintos: divinidad, lo divino, realidad última, trascendencia, espíritu, totalmente otro, lo absoluto, etc. Estas son una serie de oraciones de distintas religiones donde se habla a Dios y de Dios.
1. Eres grande, hermoso, refulgente y excelso sobre cualquier país. ¡Cuán numerosas son tus obras!
Del Himno al dios solar Atón, del faraón Amenofis IV
2. Acaecíame venirme a deshora un sentimiento de la presencia de Dios que en ninguna manera podía dudar que estaba dentro de mí.
SANTA TERESA, Vida, X, 1
3. Porque tú estabas dentro de mí, más interior que lo más íntimo mío y más elevado que lo más sumo mío.
SAN AGUSTÍN, Confesiones, II, 6, 11
4. Esencia de la unidad suprema, espíritu del misterio oscuro, tú que produces todos los seres y que los puedes purificar a todos, antes de invocarte me asperjo y me coloco en este lugar puro.
Oración taoísta del siglo VI d.C.
5. Ahí no llega la vista, no llega la palabra ni la mente. No sabemos, no comprendemos cómo alguien podría enseñarlo. Es diferente a todo lo conocido y también a lo desconocido.
·Analizar el acontecimiento de la resurrección de Jesús y la importancia
que este hecho tiene para la vida de los cristianos. ·Conocer las distintas
apariciones de Jesús
a sus discípulos
y analizar el significado de las mismas. ·Conocer y analizar
el significado de
los principales títulos
cristológicos: Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador, Señor. Conocer
los hechos más
significativos del final
de la vida
de Jesús en la
tierra y analizar el significado de los mismos.
Jesús comprometido con los más débiles
En el siglo I (tiempo de Jesús
y los apóstoles), como en el nuestro (siglo XXI), había personas cuya presencia
era socialmente indiferente, innecesaria o rechazada, considerados por muchos
como una carga que había que mantener o unos "parásitos por
alimentar". Eran los marginados, los excluidos, los miserables, los
inútiles, los inservibles y vagabundos, aquellos que, según el pensamiento
común, habían abandonado a Dios o habían sido abandonados por Él.
Mientras la sociedad halaga a
los exitosos y poderosos, el Reino de Jesús contiene un mensaje contrario:
"Dichosos los pobres, los que tienen hambre, los que lloran, los que son
aborrecidos". ¡Ellos son los preferidos de Dios! Él no los ha abandonado,
tampoco ha causado su sufrimiento; está con ellos y "Sufre con ellos".
Y si está con ellos no es porque éstos sean más buenos justos o fieles que los
poderosos o fuertes, es por su condición de vulnerabilidad, por ser las
víctimas de una estructura social injusta que los excluye, degrada y olvida;
son a quienes Jesús llama bienaventurados.
Jesús está con ellos,
mostrándoles que Dios nunca los ha abandonado, que está más cerca que nunca,
compartiendo sus sufrimientos y ofreciéndoles su amor incondicional. Así, Jesús
opta por la pobreza NO para "dar cosas" a los pobres sino para "darse
Él mismo" por entero a aquellos que nada tienen, los rechazados por la
sociedad.
La santidad es el
camino que va de uno mismo hacia el hermano. El camino de los seguidores de
Jesús es el del compromiso con el mundo en el que vivimos, un mundo
herido y dividido.
El mandato del amor de Jesús conduce a luchar
contra todo lo que degrada la vida y a disminuir el sufrimiento de los demás.
Los cristianos estamos llamados a construir el reino de Dios en la
brecha del mundo, en comunión con todas las personas que conformamos la Gran
Asamblea Universal.