lunes, 12 de julio de 2021

Actividad 01 Religión, grado noveno. 3P

Los encuentros con Jesús.

El evangelio hace referencia a numerosos encuentros de Jesús con muchas personas, la mayoría de las cuales experimentaron la cercanía del corazón del mismo Jesús.

En el relato de Zaqueo aparecen dos caminos que acaban encontrándose. El camino de Zaqueo que se sube a un árbol porque quiere ver a Jesús. El trayecto de Jesús que “levanta los ojos” y ve a Zaqueo. Dos itinerarios que marcan la experiencia de todo creyente: el deseo de ver al maestro y la espera contemplativa de que la mirada de Jesús se fije en el árbol al que nos hemos subido.

En el evangelio de Lucas, un grupo de murmuradores aparece siempre cerca de Jesús. El evangelista los presenta siempre intentando manipular la mirada de Jesús: le susurran al oído que la mujer que baña sus pies con perfume es una pecadora (Lc 7,39), lo mismo que Zaqueo. Jesús no etiqueta a las personas con los prejuicios de los murmuradores, él ve el corazón. La pecadora pública que besa sus pies es una mujer que ama mucho –porque se le ha perdonado mucho–, y el jefe de los publicanos es también hijo de Abrahán. Jesús se interesa por el pecador, no por sus pecados.

El encuentro con Jesús sana la vida de aquellos y aquellas que se cruzan con él. Una sanación integral que reconstruye al ser humano desde su raíz: suscita su confianza en Dios, lo arranca del aislamiento y la desesperanza, lo libera del pecado, lo devuelve al seno del pueblo de Dios y le abre a un futuro de vida más digno y saludable. Zaqueo no solo inicia un camino de conversión personal: “daré la mitad de los bienes a los pobres”, (Lc 19,8) sino que, al nombrarlo como hijo de Abrahán, Jesús lo reintegra a la comunidad que hasta entonces lo excluía por pecador.



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