viernes, 9 de julio de 2021

Actividad 01 Religión, grado décimo. 3P


La palabra «religión» proviene del latín «religare», que significa «unir». La búsqueda de unión con la trascendencia ha sido a lo largo de toda la historia de la humanidad, y sigue siendo hoy, una de las propuestas más importantes para dar sentido a la vida.

Elementos que constituyen el elemento religioso.

La manifestación o presencia de un fenómeno provoca en quienes lo sienten una determinada actitud. Esta experiencia nos puede ayudar
a entender el punto de partida de la religión.

Un ser supremo llamado Dios

El primer dato de la religión es que existe una realidad suprema, superior e inabarcable por el ser humano, a la que se nombra con el genérico “Dios”.  

Designamos con el nombre de Misterio esa realidad anterior y superior al ser humano cuya presencia se percibe en el ámbito de lo sagrado y que invita a una reorganización de la vida de la persona. No se trata, pues, de una verdad, de una idea o de un concepto que se pueda descubrir o aprender, sino de una presencia vivida. 

En la experiencia religiosa, su presencia es absolutamente real, indudable, pero al mismo tiempo es indemostrable ya que no es posible recurrir a ninguna prueba de tipo racional que demuestre de un modo absoluto esa presencia. Es absolutamente distinto y superior al hombre, es “lo totalmente Otro” en contraste con lo mundano y natural; es, por tanto, trascendente. 

Y, sin embargo, se le siente cercano, íntimo en lo más profundo de la persona. Esa absoluta trascendencia y omnipresencia produce un sentimiento de empequeñecimiento, incluso de cierto temor y amenaza. Pero al mismo tiempo representa un valor incalculable para la persona religiosa. A esta realidad suprema se le ha dado el nombre genérico de Dios aunque recibe multitud de apelativos distintos: divinidad, lo divino, realidad última, trascendencia, espíritu, totalmente otro, lo absoluto, etc. Estas son una serie de oraciones de distintas religiones donde se habla a Dios y de Dios. 

1. Eres grande, hermoso, refulgente y excelso sobre cualquier país. ¡Cuán numerosas son tus obras!
Del Himno al dios solar Atón, del faraón Amenofis IV

2. Acaecíame venirme a deshora un sentimiento de la presencia de Dios que en ninguna manera podía dudar que estaba dentro de mí.
SANTA TERESA, Vida, X, 1

3. Porque tú estabas dentro de mí, más interior que lo más íntimo mío y más elevado que lo más sumo mío.
SAN AGUSTÍN, Confesiones, II, 6, 11

4. Esencia de la unidad suprema, espíritu del misterio oscuro, tú que produces todos los seres y que los puedes purificar a todos, antes de invocarte me asperjo y me coloco en este lugar puro.
Oración taoísta del siglo VI d.C.

5. Ahí no llega la vista, no llega la palabra ni la mente. No sabemos, no comprendemos cómo alguien podría enseñarlo. Es diferente a todo lo conocido y también a lo desconocido.

Kena-Upanishad 1, 3-5 (Hinduismo)







Bibliografía: Grondin, J. (2010). La filosofía de la religión. (A. Martínez Riu, Trad.) Barcelona, España: Herder


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