lunes, 19 de julio de 2021

Actividad 02 Religión, grado noveno. 3P

No he venido a abolir la ley, he venido a servir.


Como buen judío, Jesús cumple la Ley de Moisés, en ningún momento pretende abolirla sino que, en sus propias palabras, pretende llevarla hasta sus últimas consecuencias. La novedad de Jesús está en resumir toda la Ley y los profetas en el mandamiento del amor a Dios y al prójimo.
Jesús recogió los diez mandamientos, pero manifestó la fuerza del Espíritu operante ya en su letra. Predicó la justicia que sobrepasa la de los escribas y fariseos, así como la de los paganos.
La ley desligada del amor al prójimo había degenerado en un legalismo de cientos de normas que difícilmente se podían cumplir. Ante el legalismo farisaico Jesús contrapone la ley del amor como criterio máximo desde el cual realizar las prácticas morales y religiosas.
Jesús, colocándose una toalla a la cintura, empezó a lavarles los pies a sus discípulos. De esta forma comienza Juan el episodio del lavatorio de los pies. Una acción simbólica que condensa toda la enseñanza ética de Jesús: los cristianos han de ponerse al servicio de los hermanos, lavar los pies de la humanidad. El servicio, por tanto, es un deber ético y religioso que tiene su origen en la forma de vida de Jesús, una vida entregada a los demás.

Jesús dedicó su vida a servir, vivió siempre para los demás y se entregó totalmente al servicio de los necesitados. Esta actitud es el modelo que todos debemos seguir, pues seremos personas auténticas sólo en la medida en que sepamos servir y ser útiles al prójimo. En la medida en que saquemos el egoísmo y dejemos sitio en el corazón para todo el que necesita de nosotros. Sólo personas con una verdadera actitud de servicio serán capaces de construir un nuevo mundo de hermanos.

Tomado de: Libro ver a Jesús, SM.


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