¿Qué espera Jesús de su nueva familia?
Hay determinados grupos que se forman por aficiones compartidas o por afinidades de otro tipo. Lo que une a los discípulos es su especial relación con Jesús, junto con el que buscan cumplir la voluntad de Dios.
Así, el grupo de los discípulos se convierte en una comunidad, en una nueva familia, la de los amigos de Jesús. Han recibido el mensaje del Padre y se consideran hermanos.
Pero no solo viven en el amor, sino que están destinados a “dar fruto”, es decir a comunicar al resto de las personas este mensaje y esta forma de vida.
Enviados en representación de Jesús.
Jesús, ya durante su vida, cuenta con sus discípulos para que le ayuden en la predicación. Los envía como representantes suyos para que anuncien la llegada del reino de Dios.
Pero aunque tengan éxito en esa misión, lo más importante no es el resultado que obtengan, sino que sus nombres “están inscritos en el cielo”, es decir, que viven unidos a Jesús y al Padre.
La promesa del Espíritu.
Jesús les había estado comunicando todo durante su vida, pero los discípulos no siempre entendían la profundidad de lo que Jesús era y vivía.
Por eso les promete el Espíritu Santo, que será enviado por el Padre cuando Jesús haya muerto. Con su ayuda, los discípulos serán capaces de vivir como hermanos y de cumplir la misión que Jesús les encomienda.
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