1. Lee lo que dicen los Salmos (Sal 19, 2-3. 5b-7) y (Sal 95, 3-6).
2. Escribe qué sentimientos reflejan estos Salmos con relación a la creación (la actividad se realizará en el formulario al final de esta publicación).
Dios es Creador[1]
A lo largo de la historia
todas las personas y todos los pueblos se han planteado preguntas similares
sobre el origen del universo y de la vida: ¿De dónde venimos? ¿Cómo surgió la
vida? ¿Quiénes somos? ¿Para que vivimos? ¿Porque se me ha regalado la vida si
yo no lo he pedido? ¿Qué tiene que ver Dios con todo esto?
Todos necesitamos responder de
alguna manera a estas preguntas. En algunos momentos de la vida, estos
interrogantes adquieren más fuerza, especialmente cuando reflexionamos sobre
quienes somos o quienes queremos ser.
La ciencia aporta algunas de
las respuestas, pero no todas. Sabemos que venimos de un óvulo y de un
espermatozoide, pero es más difícil averiguar el sentido de la vida.
Precisamente las personas más felices son aquellas que han encontrado un
sentido a su vida.
La Biblia no es un libro de
información científica. El pueblo de Israel creía profundamente que todo lo
existente procede de Dios, por eso y para expresar su creencia, recopiló los
relatos de los pueblos de su entorno y los adaptó a su propio lenguaje.
Lo importante en estos relatos
no es la narración del hecho, sino las enseñanzas religiosas que nos quieren
transmitir. La Biblia no tiene autoridad científica para decir cómo apareció el
universo, pero sí tiene autoridad moral para decirnos porque y para que existen
el mundo y la vida. Esta es la enseñanza que debemos buscar en sus relatos.
La primera enseñanza que nos
transmite el relato de la creación es que todo lo existe, eso que llamamos
universo y vida, procede de Dios. Dios ha querido salir de sí mismo. Es la
palabra de Dios la que hace surgir los seres. Entre la nada y la vida, Dios
elige la vida. Dios es creador. La segunda es que todo lo que existe es un don
y regalo de Dios y debe desarrollarse siempre al servicio de la vida, Dios es
señor de la naturaleza y de la vida. Dios quiere la vida, no la destrucción.
La tercera enseñanza nos dice
que todo lo creado es bueno porque procede de Dios. En el origen del universo y
la vida está el amor de Dios que se derrama sobre todas las criaturas.
La contemplación y la
admiración de la naturaleza nos acercan a Dios. Apreciar la belleza y la
maravilla que supone la naturaleza, nos proporciona un sentimiento de paz y de
plenitud que nos hace vivir la presencia de ese Dios amor que nos regala la
vida.
Actividad 02: Sobre este escrito realice un resumen en el formulario.
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